Si te gusta admirar esculturas de estilo neoclásico. Si te gustaría dar un paseo a la oscuridad de la noche, esperando encontrarte con el fantasma de algún héroe nacional. O si estas en busca de un santo para ofrecerle devoción. El museo del “Presbítero Maestro” te recibe con mucho gusto.
Personajes ilustres, parte de la historia de nuestro
Perú, descansan en apacibles mausoleos, en el Cercado de Lima. El cementerio
`Presbítero Maestro` es considerado un museo desde hace doce años. Pero fue el
virrey José Fernando de Abascal quien, en 1808, inauguró dicha cripta.
Esta ciudad dedicada a los muertos, debe su nombre al
sacerdote Matías Maestro, quien fuese su diseñador. Conformada por alrededor de
760 mausoleos, elaborados con la más refinada arquitectura. Aquellos que no
fueron comunes mortales, tienen el privilegio de yacer en este lugar.
En este museo, cada tumba guarda una anécdota que
posiblemente refleje una característica de la vida del personaje. Una de ellas
relata la última voluntad de José Santos Chocano, a quien le pertenece tan solo
un metro cuadrado de terreno en este panteón. Y es que su última voluntad
consistió en que lo enterrasen de pie.
La estatua de un niño es admirada con devoción por un
grupo de mujeres. Una bella escultura de mármol lleva como nombre “Niño
Ricardito”. En su féretro siempre se encontrarán flores sin marchitar gracias a
sus fieles devotos. Y ya cada vez queda menos espacio para colocar las
estampillas con los pedidos o agradecimientos por un milagro.
Como toda obra de arte, el `Presbítero Maestro` no es
ajeno al deterioro causado por el tiempo. Algunos monumentos están también por fallecer,
pero es el recuerdo del personaje que yace sobre ellos, el motivo por el cual
se resisten a decaer.
La Beneficencia Pública de Lima ha llevado a cabo
diversos proyectos apelando el espíritu de solidaridad y responsabilidad de la
población. Con precios que varían entre dos y cinco soles, tienes acceso a
deleitarte con el misterio del museo, por la noche. El tour nocturno no es apto
para miedosos.
Al salir, las personas, con un rostro frío, demuestran
su asombro por haber sido testigos presenciales de la defunción, en este caso
mezclada con la historia. Un museo que mantiene vivo el recuerdo de los
muertos. El `Presbítero Maestro` no tiene nada que envidiar a uno de esos Campo
Santo. El museo `Presbítero Maestro` es inmortal, gracias a los que se acuestan
en su subsuelo.
Por Joshwel Yañez
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