Una
cripta que sangra. Un niño que hace milagros. Fantasmas que seducen. Karatekas
que atacan desde la oscuridad. El pedido de reformación a un grupo de
homosexuales. Hasta la visita de una viuda que nunca encuentra la tumba de su
esposo. Son algunas de las cosas que pueden pasar cuando trabajas 25 años en un
cementerio donde te sientes más cómodo durmiendo ahí que en tu casa.
Jesús
Enriques Palacios, tiene casi 50 años de edad y la mitad de su vida trabajando
en cementerios. Es Guardián de uno de los cuarteles del cementerio “El Ángel” y
lo fue del “Presbítero Maestro.” Cojea de la pierna izquierda, sonríe como si
estuviese feliz de sus experiencias y las manos de quien ha trabajado toda su
vida.
“La
sangre corría por los lados y mancho toda la lápida que estaba debajo…” Jesús
estaba llenando un cilindro con agua. Eran cerca de las ocho de la noche cuando
sintió hasta tres veces un soplido en su nuca. No volteó por temor. Se mojo con
el agua que salía de la manguera de la cabeza a los pies mientras giraba para
intentar alejar su espanto. No debió girar.
De
un nicho se veía segregar sangre. La sangre caía a un nicho vacío. Del nicho
vacío ensuciaba el nicho de una niña. Pasó su compañero. No pudo pedirle ayuda
pues su voz había desaparecido de la impresión. Su madre apareció por encima de
la cripta. Lo llamó. Y su espasmo seguía. Su madre no estaba muerta, vivía
detrás del cementerio. Y solo después de eso pudo moverse.
Y
es que cuando a los muertos no les sacan los órganos, estos revientan. Lo que
provocó que la sangre se haya filtrado por el cemento de las viejas criptas del
cementerio. No era una maldición. No era un anuncio. Solo pura ley física de
los cuerpos como diría un médico forense. Pero antes de esto Jesús en su
juventud conoció a la viuda negra.
Por
tres días seguidos apareció ella. Buscaba a Concepción. Vestía toda de negro.
Sacón largo, blusa y hasta el sostén. Alta, cabello ondulado, curvas
pronunciadas en sus caderas. Hermosa. Siempre a las seis y treinta de la tarde.
Y nunca encontraba la tumba de Concepción.
Fue
raro para Jesús. Él la atendió los tres días, siempre advirtiéndole de los
peligros del cementerio por las noches. Pues robaban, violaban y hasta mataban
por solo monedas. Fue en los setenta. Cuando las películas mexicanas estaban de
moda. Entre ellas la viuda negra.
Su
hermana bromeó a Jesús sobre la posibilidad que esta mujer sea la ‘viuda
negra’. No le dio importancia. Pero cuando se enteró que esta misteriosa mujer,
era la viuda de Concepción, hombre quien murió días cercanos a su matrimonio y
luego de las insinuaciones de la misma su temor emergió. Siempre con una
negativa y una postura fuerte. Esa fue la clave para que nunca más volviese a
ver a esa mujer. Una simple viuda en busca de consuelo.
Y
es que ni brujos ni chamanes, pudieron convencer a Jesús de la existencia de
fantasmas. Pues las historias que se escuchan, de vigilantes y visitantes de
cementerios, solo son mitos.
Los
guardianes nocturnos, toman licor y chacchan coca, a veces con un cigarrillo
también, para darse valor en las noches. Para Jesús las apariciones que ven,
solo son efectos alucinógenos de lo que ingieren. Y de los visitantes, muchas
veces es por sugestión o por bromas de los mismos vigilantes. Entre ellos
Jesús, que hizo hasta arrodillarse y pedir perdón a un grupo de visitantes
nocturnos.
“Los
estaba esperando… es hora que se arrepientan de sus pecados… arrodíllense”. Con
voz ronca y escondido encima de una cripta. Era un grupo de homosexuales que
alarmados hicieron caso de todo lo que decía Jesús. Hasta que su compañero le
grito. “Jesús, deja dormir”. Y los bromeados alarmados. “Es Jesús, hay que
hacerle caso…” Lo que provocó la risa y el descubrimiento de la broma jugada.
2 comentarios:
hOla .. me gusto mucho su articulo .. y pues .. el Sr Jesus Enriquez Palacios es mi padre .. ^^! .. esa mañana vi al joven que conversaba con el ... gracias por su buen comentario.
buenas noches
att: Laura Isabel Enriquez Apolaya
Me gusto mucho su comentario ,son muy ciertas todo lo que escribieron pues mi padre el Sr Jesus Enriquez Palacios y yo estamos muy agradecidos a la importqncia que le otorgron a su humilde trabajo .. espero que todo les valla bien
att : Laura Enriquez Apolaya
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