miércoles, 8 de junio de 2011

Vendedores astutos y cómicos

 
Las playas no se salvan de estos cómicos vendedores.

Lleno de ocurrencias, dispuesto a hacerte pasar un momento inolvidable de vergüenza, si te encuentras en la calle con él. Y es que el oficio de este “sinvergüenza” es agradado por algunos y odiado por otros. Son conocidos popularmente como los “tetones” o “potones” según el detalle que más te llame la atención.   

El disfraz que libera

Es verdad que un disfraz logra que te sientas con mayor libertad. Para esta “chamba” son esenciales cuatro globos que parecieran reventar, colocados en el pecho y en el trasero. Un vestido llamativo a la medida. Peluca de rafia sintética, lentes oscuros y ser el más caradura posible. Desde hace años, viene siendo una osada manera de vender golosinas a los transeúntes.

Se cree que están en extinción. Si fuera cierto, Miguel Benítez sería uno de los personajes emblemáticos que realiza aquel peculiar oficio. El distrito de San Juan de Miraflores cuenta con una gran cantidad parques, lugar donde se dan cita parejas de enamorados, amantes o los también conocidos “amigos con derecho”. En fin, todos ellos rigen la labor de Miguel. Es un negocio redondo.

Un disfraz que lo acompaña hace cinco años, logra de alguna manera que no lo considere un desempleado más en nuestro país. La tristeza de no contar con una familia se refleja en sus ojos. Solventar el gasto de su pequeño cuarto en alquiler, lo lleva a “recursearse” en diversos oficios.

Sacrificios del oficio
El cielo se oscurece, Miguel alista su bolsa de esos caramelos de menta, ideal para aquellas parejas que quieran refrescar sus besos. Termina con los últimos detalles del disfraz, y me pide que siga su camino. Ya conoce las calles del distrito, ya no cuenta con mucha competencia y ya no le interesa que las personas lo molesten al caminar. Empiezan las ocurrencias.

Su repertorio de bromas es aplicado en las primeras víctimas de la noche. El muchacho, como es de esperarse, se avergüenza y parece que quisiera huir. Unas caricias lo hacen avergonzar aún más. Su acompañante, la joven enamorada, suelta carcajadas. Enfrenta al enamorado con  su conocida frase "Oyshe guapo, cómprame estos caramelos, vamos tesoro, tengo unos chicles para tu chica". El joven se rehúsa a comprar. “Todavía que me sacas la vuelta no eres capaz de comprarme unos caramelos, ay que misio que eres!!”, dice Miguel, logrando que el muchacho suelte unas monedas para colaborar. Nada fácil resulto, pero ha recibido peores reacciones. Y es que no todos tienen tanta paciencia para aguantar esta situación. 

Un par de hora es suficiente. Felizmente hoy tuvo un generoso ingreso a su bolsillo. Llega a su vivienda, hace estallar esos globos algo empapados por el sudor. Una gaseosa helada para calmar la sed, en esos momentos le cae bien. Vuelve a ser Miguel Benítez, quién con su astucia sabe ganarse el pan para su mesa, y así como él existen muchos en nuestro Perú. Se le  reconoce esa voluntad.

Por Joswel Yañez

No hay comentarios: