miércoles, 8 de junio de 2011

El negocio de ser freak

La colección de Daniel está valorada en más de mil soles.

Ser friki no es solo cuestión de gustos sino de una cuantiosa inversión, que puede ser financiada a través de Internet

Levantarse temprano para ir al colegio, regresar a las dos, almorzar y sentarse a ver el anime favorito, luego hacer las tareas y acabar el día con una partida de PS3 o el juego favorito del PC, no parece del todo raro. Pero, cuando uno ya se convierte fanático, mejor llamado friki, entonces todo cambia.



Anime hecho negocio por aficción

Daniel tiene 21 años y desde los siete sintió una gran afición por los animes. Drangon Ball era su imperdible cada día. Su primer juego, el super nintendo 97 lo envició tanto que decidió ver el anime. Cuando estaba en el colegio tenía mucho más tiempo para dedicarlo a leer sus mangas o jugar con su consola, dice. Y cada vez que piensa en esos buenos tiempos mira hacia arriba y da un suspiro.

Muchos ven animes para pasar el rato, en cambio Daniel buscaban encontrar respuestas a muchas preguntas, que como adolescente no podía dejar de  cuestionarse. Desde psicológicas hasta políticas o sociales. Lo que no encontraba en periódicos o revistas lo podía hallar en un anime.

Su cuarto está lleno de dvds y colecciones de su anime favorito, Gundam. Unos 20 personajes originales de esa serie – entre unos 1000 o 1500 soles - es lo que más llama la atención. Increíble, pero cierto. Para Daniel eso es muy poco, pues como dice, hay gente que se gasta hasta el sueldo de un mes: “Cuando sientes que es importante para ti ya le pones un valor sentimental y no hay costo imposible”.

Con Internet el negocio está a un clic y esa oportunidad no fue desaprovechada por Daniel. Comenzó comprando Celulares, mp3s, miniradios, usbs y dvds ‘de segunda’ en Polvos Azules y  Las Malvinas. Los reparaba y equipaba para luego venderlos en su tienda virtual. Como estrategia de venta complementaba sus productos con ringtones, wallpapers o juegos.

Videojuegos y cosplay

Que levante la mano quien no ha jugado alguna vez vía PC o por consola. Este es el caso de los “teams” - grupos de aficionados a los videojuegos que compiten en entre sí - que también formaban parte de la vida de Daniel. Las apuestas podían llegar hasta 80 soles, eso sí, en un grupo pequeño de chicos ‘cabineros’, por lo que él aprovechaba su sapiencia como ‘gamer’ y ganaba las partidas.

Su primer cosplay fue a los 15 años, él mismo lo elaboró. “De un mundo interno ficticio a la realidad”, así define el término. El traje era de Heero Yui, personaje de Gundam Wing que vestía un short negro, un polo manga cero verde y unos botines tipo hi-tec. Los cosplay siguientes le costó 50 soles, como un traje azul entallado en los hombros, con trazos de capitán de la marina, de también Gundam Wing,  y el otro más misterioso, largo y oscuro fue el de Anakin, de Star Wars.
 
Mientras dirige la mirada hacia su colección, asegura que lo que tiene aún es poco. Lo que él quisiera sería un Musou Gundam, valorizado en unos mil soles y de unos 50 centímetros.


Por Raquel Tineo

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